Barranquilla ¿una ciudad con calles discapacitadas?

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Al caminar por ciertas calles barranquilleras, aquellos que no tenemos ninguna discapacidad motriz debemos hacer maniobras para pasar de un andén a otro, algunos tienen escaleras considerablemente altas, y angostas; por otra parte, otros son muy altos y el que sigue es demasiado bajo, y ni hablar de aquellas subidas que ayudan a resguardar los autos en el garaje de algunas casas. Uno que otro brinquito nunca falta cuando de andar por La Arenosa se trata.

Una ciudad que acoge a distintas culturas y que se visualiza como “capital de vida”, debería tener en cuenta a aquellas personas que tienen discapacidades motrices, ya que también son personas que viven en la ciudad, pagan impuesto predial, y que además de eso deben arriesgar su vida para llegar a un destino, Es el diario vivir el observar personas en silla de ruedas andando en la carretera con el riesgo de ser golpeadas por uno que otro conductor imprudente. Sin mencionar las miradas de lástima que se complementan a la perfección con aquellas de desconsideración.

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Principalmente podemos ver en las calles de los parques o de las vías más concurridas una que otra rampa que puede facilitar la movilidad de quienes van en sillas de ruedas, pero esto no es suficiente, unos pasos o unas ruedas más adelante se encuentran con los andenes angostos que están construidos de esta manera para que los carros y las motos se puedan parquear, obligándolos a regresar a la carretera.

Las personas con discapacidad motriz son seres que sabemos que existen, que están ahí. Pero son ignorados por gente del común y por aquella gran minoría (políticos, entidades gubernamentales y estatales) que pueden facilitar el mundo para estos seres humanos que salen adelante cada día a pesar de todo.